lunes, 4 de enero de 2010

Extraños I

Y abres los ojos y nada es como solía ser, empezando por ti. Sientes algo diferente en tu forma de mirar, en tu forma de respirar, en tu forma de escuchar. Tu voz es diferente, tus pasos son más lentos, tus ojos más despiertos aunque sueñan más. Tus manos son más suaves, tu sonrisa más amable, tu pecho más profundo y no paras de pensar.

Una y otra vez el mismo pensamiento, como un eco ( ) Y sólo te queda sonreír tranquilo sin saber la respuesta. Te paras, te miras al espejo y dudas de ti mismo. Crees estar mirando a alguien más, otros ojos, otras arrugas, otros labios, unos de alguien feliz… un extraño feliz. Pero… no te agrada lo que ves, no te agrada lo que sientes, no te agrada la razón. Y es que la razón es que has perdido. Has dejado de ser tuyo y pasado a ser de alguien más.

Así es esto del amor – escuchó.

El no lo creyó. Después de todo,
¿quién podría amar a un extraño?

Es que no soy yo - decía convencido.
Ese hombre no soy yo.

De pronto los caminos se hacian mas cortos, los días mas largos, las noches más tranquilas. El insomnio desapareció, los dolores de estómago, la irritación en los ojos. Parecía la cura milagrosa para todos sus males.


Yo no pedí esto, yo estaba bien como estaba,
¿por qué tuvo que cambiar todo?

Nadie lo pide, sólo se acepta
- escucho de nuevo.

Pues me niego.


Había intentado recuperar esa amargura, y ese ceño fruncido permanete. No lo lograba.

Había intentado no sonreir, pero lo hacía incluso sin darse cuenta. No lo lograba

Había intentado volver a sus pasos cortos y apresurados. No lo lograba


Es más fuerte que yo - decía.

Y sí, era feliz aunque no lo quisiera.




1 comentario: